domingo, 13 de marzo de 2016

El sindicalismo actual y el absurdo de su existencia

Liberalizar el sector sindical y poner fin a la coacción estatal

Hace pocos días un tal Cándido Méndez decidió dejar UGT tras 22 años como líder de la organización. Entre sus palabras de despedida, resaltaba ‘el derecho a aburrirse’, (tras tantos años trabajando) que por buena parte ya hacía gala de dicho ‘derecho’ en el primer acto de investidura, entretenido con su inseparable compañero sindical, Fernández Toxo, con el uso de sus respectivos teléfonos móviles, suponiendo que estarían buscando cuanto quedaba para que acabara la investidura. 




Para entender el concepto de ‘Sindicato’, tenemos que irnos al origen. Sindicato (Συνδηκου síndikou), es un término que empleaban los griegos para denominar al que defiende a alguien en un juicio: ‘protector’. En Atenas, los síndicos eran oradores públicos que defendían las leyes antiguas frente a las innovaciones. Algo que se podría asemejar a la actualidad. Los sindicatos están obsesionados con la protección a los trabajadores, algo que viene de mucho tiempo atrás, precisamente el mismo tiempo que lleva España con una tasa de paro media del 17% (frente al 9% de la media europea). Pero eso sí, los trabajadores están amparados por los maravillosos sindicatos. La innovación de la antigua Atenas a la que tanto temían los síndicos, se podría equiparar hoy día a lo que se llama libre acuerdo o voluntariedad entre partes, que veremos más adelante.

El sindicato y su funcionamiento 

Los sindicatos, (según su propia web), tienen la función de ‘defender los intereses del conjunto de los trabajadores’, siendo avalados por la Constitución Española. Llegado a este punto, uno se puede hacer varias preguntas: ¿Por qué existen los sindicatos? ¿Quién elige a los sindicatos? ¿Cómo se financian? ¿Puedo contratarlos libremente o me lo imponen? ¿Tienen idea de cómo funciona el mercado laboral? Respecto a la última cuestión, ya le adelanto que no tienen la más remota idea. La existencia de sindicatos se debe fundamentalmente a 3 motivos:

1) Mantener a los líderes sindicales, de igual modo que el sindicato en sí y todo el nepotismo que les caracteriza. La factura que pagamos todos para mantener a los dos de arriba entre otros, fue de 8,9 millones de € en 2015. 

2) El segundo motivo, ‘proteger los derechos de los trabajadores’, a su manera claro. Es decir, mantener legislaciones laborales disfuncionales, aumentar la intromisión en las relaciones laborales, subir el SMI lo máximo posible para echar del mercado laboral a los que son menos productivos, establecer salarios y condiciones laborales por decreto etc ¿Resultado? 





3) Hacer creer a los trabajadores del país que están representados, y que no son capaces por ellos mismos de ser sus propios representantes. De tal modo que en ausencia de los sindicatos se sientan débiles e incapaces de establecer de manera libre y voluntaria, acuerdos con el empresario contratante, visto por gran parte de la sociedad, como el malvado capitalista que busca maximizar beneficios a cambio de explotar a sus trabajadores. 


Porqué los sindicatos (actuales) no deberían existir o en caso de su existencia, de libre contratación

En primer lugar, hay que aclarar que el sindicalismo en sí, no es malo, siempre y cuando se den una serie de condiciones: 

1) Que sea de libre vinculación. Esto es que el empleado de manera LIBRE y VOLUNTARIA decida contratar los servicios de una organización sindical. Algo que no ocurre en la actualidad. La financiación de los sindicatos oficiales del Estado es obligatoria por coacción, mediante los presupuestos generales, así como la pertenencia al mismo.

2) Que sea de libre competencia. Tan sencillo como la existencia de empresas independientes que ofrezcan sus servicios de representación a los trabajadores y de defensa de los mismos, y así, acabar con el monopolio estatal del sindicalismo. 

Si nos vamos a Dinamarca, además de ser un país en el que la gente va en bicicleta, como bien apuntó Elisa Beni, el empleo sindicado, es decir, el conjunto de trabajadores unidos de manera voluntaria es del 80%. La tasa de paro es del 6%. Por no hablar de la flexibilidad del mercado laboral danés, totalmente contrario a la rigidez del español.

Los países con más libertad económica son los más prósperos y los que más riqueza generan. Mientras siga habiendo mayoría absoluta en el Congreso de los partidos colectivistasintervencionistas no habrá mucho que hacer.  

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