sábado, 30 de enero de 2016

La manipulación y su inherencia ideológica

Artículo de Ángel Manuel García.

Toda ideología política tiene una serie de estrategias para alcanzar sus fines, que trascienden desde el laissez-faire individuo-economía hasta el más absoluto control de todo lo habido en este mundo.

Pues bien, la ideología socialista, definida por Huerta de Soto como todo sistema de restricción o agresión institucional al libre ejercicio de la acción humana o función empresarial que suele justificarse a nivel popular, político y científico, como un sistema capaz de mejorar el funcionamiento de la sociedad y de lograr determinados fines y objetivos que se consideran bueno, no es sino, atendiendo a tal explicación, un obvio ejemplo de estratega de la manipulación.
Una vez señalado, comencemos a exponer algunos casos de aplicación de la mencionada estrategia, que según el espectro ideológico clásico, heredado de la Revolución Francesa, no solo es dueño de las partes menos centristas de una de las dos mitades.

Comencemos abordando la afección que puede sufrir el lenguaje. No pocos conceptos han sufrido un intento de redefinición por parte de los socialistas. Podemos considerar como tal la reciente noticia, según la cual, la alcaldesa de Madrid, la comunista Manuela Carmena, permitía el reemplazo de las vocales del genérico por asteriscos, para no ofender al colectivo transexual. Definen al pueblo, que acuña definiciones como la de una localidad de menos de 10.000 habitantes y, la del conjunto de ciudadanos, como aquel conjunto que responde a unos niveles de renta bajos o a quienes sus principios ideológicos respaldan. Luego, conceptos como el ateísmo y el republicanismo, al menos en España, han sido poseídos por ellos.
Una vez comentado esto, no podemos dejar de señalar que la historia tampoco se libra de tergiversaciones. Es el quid estratégico. Sobre ello alertó Hayek en su libro Camino de Servidumbre. La Guerra Civil Española, cuyo detonante fue la inestabilidad provocada por anarquistas, comunistas y socialistas, no es para ellos un horrendo y trágico enfrentamiento entre hermanos, sino algo en lo que la sociedad, se divide en rojos buenos y azules malos, considerando así como culpables únicamente a quienes no seguían sus preceptos ideológicos. La aplicación de la Ley de Memoria Histórica en el Ayuntamiento de Madrid, de una de esas leyes ideológicas del expresidente Zapatero, es otro claro ejemplo de manipulación divisoria (supresión de nombres de calles como la de Ramón de Madariaga lo demuestran), aparte de no ser dicha aplicación una prioridad para la sociedad madrileña. Pero es que también podemos percatarnos de dichas peripecias socialistas en cuanto a las tradiciones, al querer acabar con la Navidad, como han demostrado equipos de izquierda radical como los de Carmena, Colau y Ribó. El concepto de Reinas Magas así como el tipo de cabalgata de Reyes organizada este año por el consistorio capitalino dan refuerzo a esta tesis que no sólo sostengo yo.

Aparte de esto y de las consideraciones subjetivas en pro de la izquierda que se ponen de manifiesto en materiales de asignaturas como Educación para la Ciudadanía la dictadura de lo políticamente correcto es autoría de estos estrategas, ya que solo se fundamenta no solo en críticas al capitalismo, sino también en postulados progres. Sostienen estos que la violencia de género solo existe si la autoría es masculina; cuando es al contrario, se tiende a permitir el paso desapercibido ante la opinión pública. Del mismo modo, estos bagajes de manipulación también son manipulados por el hecho de alarmar (táctica populista), por ejemplo, con la pobreza, situación a la que quieren someter a toda la población y que utilizan para justificar la negativa a la reducción del peso del sector público y las tomas del poder.

Antes de finalizar, quisiera remarcar que el nacionalsocialismo (derivado socialista) recurre también a manipulaciones en base a estos engranajes, aunque se centraren en promover supremacías de colectivos nacionales o de ciertas razas, en detrimento inhumano de otras. Incluso el nacionalismo, cuando se extrema, tiende a coaccionar e imponer determinadas visiones de la historia, además de las coerciones lingüísticas. En mayor o en menor medida, esto se pone de manifiesto en Comunidades a Autónomas españolas como Cataluña, Comunidad Valenciana, Islas Baleares, Navarra y Vascongadas; el antiespañolismo es el móvil de su proceder impositivo por medio de la política. Por ende, partiendo todas estas corrientes de una misma base, el argumento de relación entre el socialismo y el nacionalismo que Hayek emitía no es sino algo sólido y cierto, igual que la afirmación de Esperanza Aguirre según la cual, comunistas, socialistas y nacionalistas, creen que el estudio de la Historia tiene que servirles para inocular en los alumnos una determinada concepción del mundo y una explicación del pasado que les convierta en fieles partidarios de su ideología.


Para concluir, nos encontramos ante diversas versiones de una misma sistemática que no buscan sino someter a su control a los ciudadanos y, si lo estiman oportuno, a la economía también. Recordemos que el ansia de poder provoca tentaciones.

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