Rebelión interna, eso es lo que hemos apreciado en la
reunión de la ejecutiva del partido socialista celebrado este pasado domingo y
lunes. Y división de bandos entre los que quieren seguir con Sánchez o los que
al contrario apuestan por Díaz como recambio del mismo.
Todos tienen razones de sobra para exponer sus
consideraciones sobre el líder que debe guiar el nuevo rumbo del PSOE, pero no
es el momento y aunque este deba realizarse para febrero del 2016 debe
aplazarse para más adelante. Pues el partido necesita estar fuerte y unido si
quiere formar gobierno, o al menos intentarlo, y las divisiones en una misma
formación solo debilitan a la misma y causan un desconcierto general.
Sánchez consiguió aplazar unos días la decisión y los
barones al final le dejarán sentarse con Podemos para buscar una coalición,
aunque los afines a Susana le recriminan que se quiera sentar a negociar con la
formación morada si no deja a un lado la decisión de un referéndum en Cataluña
como una de sus “líneas rojas”.
Algunos barones autonómicos que le recriminar ahora pretender
sentarse con Podemos han pactado con ellos en sus respectivos territorios para
conseguir gobierno, como hombres de la talla de Ximo Puig-gobernando en
coalición con Compromís y gracias al apoyo de investidura de Podemos- o
García-Page-investido también gracias a los votos de la formación morada-que
ahora le recriminar lo que ellos hicieron anteriormente, un sinsentido total.
Aunque no estaba el tema territorial sobre la mesa en sendas negociaciones.
Sólo Díaz se ve realmente legitimada y fuerte para plantar
cara al liderazgo de Sánchez, pues ella no necesito pactar con la formación de
Iglesias para formar gobierno en la Junta, pero todavía duda en su decisión ya
que en Andalucía tiene un seguro de vida políticamente hablando, que perdería si
da el paso a la aventura de ir hacia Moncloa, pero si no lo intenta ahora quizá
ya no le queden muchas oportunidades de dar el salto a la política nacional y
liderar su partido.
En contrapartida todavía apoyan a Pedro como un buen “cabeza”
de lista para liderar el cambio en el Gobierno de España, el líder del PSC
Miquel Iceta, Patxi López o Sara Hernández, candidata que avaló tras la
destitución de Pedro a Tomás Gómez, que ahora le pide que dimita.
Al final Sánchez logra lo que buscaba, el beneplácito de los
barones para negociar con Podemos y buscar el imposible, que se pongan de
acuerdo, sin embargo no retrasa el comité general a primera como tenía previsto
y así cubrirse y seguir de candidato en unas posibles reelecciones.
Habría que añadir, ahora, el tema de los diputados socialistas pasados a grupos independentistas en nuestras Cortes.
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