Podemos propone utopías en sí mismas. Volviendo al paralelismo, es como si yo me planteo ir todos los días a desayunar a este magnífico restaurante. Pues, con un presupuesto más bien restringido, va a llegar el momento en el que me arruine. Muchas veces se les acusa a este partido de proponer cosas, simple y llanamente, impagables. Ellos lo llaman "política del miedo". Hombre, la verdad es que cuando te pones a ver datos reales (y no sus "estimaciones") dan miedo, y mucho. Aquí van algunos, extraídos por Juan Ramón Rallo (@juanrallo)
Podemos ha presentado la memoria económica de su programa electoral en el que promete un incremento del gasto público de 135.000 millones de euros en cuatro años (principalmente: 36.000 millones en sanidad y educación, 45.000 millones en protección social y 41.000 millones en inversiones públicas), hasta totalizar en 2019 un presupuesto público agregado de 595.000 millones de euros. En principio, es obvio que un estallido del presupuesto público de esta magnitud debería multiplicar de un modo insostenible el déficit público: si en la actualidad está resultando muy difícil eliminar un déficit de 60.000 millones, imaginen qué sucedería si el gasto se incrementa en otros 135.000 millones de euros anuales. En 2015, estaríamos hablando de un déficit público cercano al 19%. Una imposibilidad financiera demasiado disparatada incluso para Podemos.
¿Cómo es posible, pues, que la formación morada proponga este despropósito? Pues, en esencia, porque consideran que la recaudación en 2019 será 150.000 millones de euros superior a la actual, de modo que se podrá autofinanciar todo el incremento propuesto del gasto e incluso reducir el déficit actual. Ahora bien, y dejando de lado otros problemas y simplificaciones de sus cálculos, para llegar a esa cifra necesitan presuponer que el PIB español crecerá en términos nominales un 25%. Descontando la inflación prevista para este período, estamos hablando de un crecimiento real del 21% a lo largo de cuatro años: es decir, un crecimiento media del 5% anual (unas tasas acumuladas que ni siquiera las experimentamos a lo largo de la burbuja inmobiliaria).
Basta comparar la ya de por sí optimista previsión del FMI —equivalente a un crecimiento medio anual del PIB real del 2,2%— con la hiperoptimista de Podemos para temer que, lejos de una previsión realista, estamos ante un desiderátum propagandista: dado que necesitamos cuadrar las cuentas de un programa irreal, no nos queda otro remedio que inflar más allá de toda razonabilidad los pronósticos de recaudación. Vamos, exactamente lo que ha hecho el PP en 2015, pero de un modo incluso más exagerado.

¿Y qué sucedería con la recaudación tributaria si el PIB no evolucionara según lo pronosticado por Podemos y sí según lo previsto por el FMI? Podemos espera que, merced a sus múltiples sablazos fiscales, la presión fiscal sea del 41% del PIB en 2019: lo que, sobre la estimación del PIB del FMI, equivaldría a una recaudación de 509.000 millones de euros. Si, como hemos dicho, Podemos incrementa el gasto hasta 595.000 millones de euros, estaríamos hablando de un déficit de 86.000 millones (equivalente al 7% del PIB de 2019).
Habiéndose informado de los datos y de la imposibilidad de sus propuestas... ¿Todavía alguien puede creer a este partido? Es como creer que el PP bajará los impuestos. Eso mismo dijeron en 2011, justo antes de impulsar la mayor subida de impuestos de la democracia. Otros populistas.
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