Si a lo largo de la historia los términos han sufrido una
evolución, un cambio y/o un cercenamiento de su significado, no iba a ser menos
el que nombra a uno de los valores si no el principal, que es intrínseco al ser
humano debido a la manera en que ha nacido y de la manera que desde su
naturaleza racional vive. Se trata de la libertad.
Claro es el ejemplo en este término cuando observamos la
desaparición cada vez mayor de su significado puro, y el surgimiento de
derivados como el de 'libertad de comercio', que pese a compartir campo
semántico, su similitud en la práctica es muy discutible.
Cada vez es más frecuente oír hablar de este término, el
cual fue teorizado en el siglo XVIII por el filósofo y economista escocés Adam
Smith, uno de los padres del liberalismo, movimiento que revolucionaría el
mundo en ese mismo siglo y en el XIX con las revoluciones como la francesa; que
actuó como la primera ficha de dominó que hace tirar a las demás progresivamente,
siendo las otras fichas los desatamientos de las demás revoluciones burguesas
que hicieron caer de una manera mayor o menor las monarquías europeas.
El significado de este término no es si no el de la
posibilidad de comprar y vender libremente sin un control, siendo lo contrario
la economía planificada. Con el auge del capitalismo, fenómeno al que dio lugar
el liberalismo, se radicalizó el concepto de propiedad privada, que sumado a la
corriente de pensamiento que desde el Renacimiento venía situando al hombre en
el centro de todo, creó la concepción de que todo era propiedad del hombre, y
todo se podía comprar y vender.
Así como el hombre perdió en gran medida el
respeto a la naturaleza al pensar que era suya apropiándose de ella cercando
unas tierras, también lo perdió en cuanto a la vida; era capaz de asesinar,
someter, explotar y una larga lista de barbaries a aquel que se interpusiese en
su camino durante el periodo imperialista.
Ya decía Marx en su Manifiesto Comunista:
<<...un mundo a imagen y semejanza de la burguesía,
en el que el científico, el médico, el músico, el poeta o el pintor se han
convertido en meros trabajadores asalariados...>>
Una única motivación para ejercer su labor, para desarrollar
y desarrollarse, y no es otra que el dinero; aquella moneda de cambio que
sirvió en su día para romper con el feudalismo, pero que hoy en día la
radicalización de un sistema capitalista que está siendo llevado hasta sus más
extremas consecuencias, produce la consideración de la moneda como divinidad, dando
lugar a una sociedad vacía donde la esencia de las cosas, la ética y la razón
no tienen cabida -aunque cabe realizar el apunte de que la razón si tiene
cabida. Pero, ¿qué razón puede gozar algo si no redunda en un verdadero
progreso hacia un estado de bienestar? Porque bien es cierto que si por la
''razón'' hubiere sido, la concepción de superioridad de la raza blanca que hoy
claramente es tachada de racismo y que fue propugnada por unos científicos en
el siglo XIX; hubiera sido admitida en la sociedad y hubiera creado aun más
fronteras entre un ser humano que además de poseer la capacidad de razonar,
también es característica suya el ser un ser social.
¿Y qué es la libertad de comercio si no una falsa libertad
humana donde el único libre es el dinero?
Vender todo, desde la naturaleza hasta los sentimientos más
impagables como el amor, acto tan frecuente en programas de tele-basura.
Vivimos en una sociedad cons umista, en la que parece ser el
único motor de desarrollo el consumo y demostrándose así lo vacía que esta se
encuentra. Una sociedad en la cual no importan la explotación infantil, el
medio ambiente y una larga lista de lacras para la humanidad de las cuales la
propia sociedad se aísla pensando en el único beneficio personal y dejando de
lado la empatía y la ética. ¿Hacia dónde marcha una sociedad sin ética? En mi
opinión, a nada bueno...
Somos esclavos de aquello que consumimos a cualquier precio,
y que se toman usualmente como bienes primarios y no como los vanales bienes
secundarios que en realidad son, cuya vida útil es además cada vez menor y nos
obliga a de nuevo consumir y no salir de ese círculo. ¿Dónde irá a parar todo
esto? ¿Somos realmente libres?
Como decía Eduardo Galeano:
<<...Estamos en plena cultura del envase. El
contrato de matrimonio importa más que al amor, el funeral más que el muerto,
la ropa más que el cuerpo y la misa más que Dios.>>
Otras degradaciones en el campo semántico del término libertad
son algunas como el de ''libertad de expresión''.
Mariano Rajoy junto a un grupo de dirigentes europeos en una manifestación en París |
La hipocresía llena la boca de numerosos mandatarios, que
utilizan la libertad de expresión cuando les conviene y necesitan presentar una
bella fachada tras la cual se esconde un edificio en ruinas, que recordando lo
anteriormente comentado, demuestra lo vacía que se encuentra nuestra sociedad.
Casos famosos que demuestran esto se nos presentan frente a nosotros día a día,
como el de ese grupo de mandatarios europeos defendiendo la libertad de
expresión tras el atentado contra la revista satírica ''Charlie Hebdo'',
mientras en sus países aplican leyes que atentan contra la de sus ciudadanos,
algunas directas como la conocidas como ''Ley Mordaza'', en cuyo trasfondo se
encuentra la reducción del derecho a la manifestación.
Otras indirectas, como
aquellas que afectan a los servicios básicos que toda persona por el hecho de
existir debería poseer. Y es que es muy cuestionable que se entiende por
libertad de una persona, cuando esa persona no goza de una educación que le
ayude a pensar libremente, una sanidad apropiada que le proporcione (sin distinción
alguna) un estado de salud conveniente para que pueda disfrutar de su vida, o
de unos medios de vida accesibles que pueda tener cubiertos y de esta manera
poder libremente desarrollarse y disfrutar del mayor tesoro que tiene el ser
humano, el de estar vivo.
En cambio se concibe como libertad la posibilidad de ver
tertulias televisivas que en la mayor parte de las ocasiones es lo más parecido
a un teatro, presentando una variedad de ideas para evitar increpaciones tales
como que se frena la libertad de expresión al presentar una única gama de
ideas; mientras en otro momento se emiten programas cuyo contenido únicamente
puede ser calificado de basura, cuyo propósito es o entretener a la población
para que no dedique su tiempo a desarrollarse personalmente, o a adoctrinarla
mediante una batería de mentiras que la audiencia no se dedica a comprobar, ya
que está demasiado entretenida con el otro tipo de programas.
Y a esto se le
llama hoy día libertad de expresión y de pensamiento.
Las palabras son poderosas, pueden ser dadas la vuelta,
cambiadas y utilizadas a la propia voluntad. Por eso la verdadera libertad es
el constante cuestionamiento de todo aquello que uno recibe, el antisistemismo
a un sistema que ya se encuentra acabado, y a un mundo en el que no existe una
república de lo absoluto.
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