viernes, 24 de julio de 2015

¿Qué es la libertad? ¿Somos realmente libres?

Si a lo largo de la historia los términos han sufrido una evolución, un cambio y/o un cercenamiento de su significado, no iba a ser menos el que nombra a uno de los valores si no el principal, que es intrínseco al ser humano debido a la manera en que ha nacido y de la manera que desde su naturaleza racional vive. Se trata de la libertad.

Claro es el ejemplo en este término cuando observamos la desaparición cada vez mayor de su significado puro, y el surgimiento de derivados como el de 'libertad de comercio', que pese a compartir campo semántico, su similitud en la práctica es muy discutible.

Cada vez es más frecuente oír hablar de este término, el cual fue teorizado en el siglo XVIII por el filósofo y economista escocés Adam Smith, uno de los padres del liberalismo, movimiento que revolucionaría el mundo en ese mismo siglo y en el XIX con las revoluciones como la francesa; que actuó como la primera ficha de dominó que hace tirar a las demás progresivamente, siendo las otras fichas los desatamientos de las demás revoluciones burguesas que hicieron caer de una manera mayor o menor las monarquías europeas.

El significado de este término no es si no el de la posibilidad de comprar y vender libremente sin un control, siendo lo contrario la economía planificada. Con el auge del capitalismo, fenómeno al que dio lugar el liberalismo, se radicalizó el concepto de propiedad privada, que sumado a la corriente de pensamiento que desde el Renacimiento venía situando al hombre en el centro de todo, creó la concepción de que todo era propiedad del hombre, y todo se podía comprar y vender
Así como el hombre perdió en gran medida el respeto a la naturaleza al pensar que era suya apropiándose de ella cercando unas tierras, también lo perdió en cuanto a la vida; era capaz de asesinar, someter, explotar y una larga lista de barbaries a aquel que se interpusiese en su camino durante el periodo imperialista.



Ya decía Marx en su Manifiesto Comunista:
<<...un mundo a imagen y semejanza de la burguesía, en el que el científico, el médico, el músico, el poeta o el pintor se han convertido en meros trabajadores asalariados...>>

Una única motivación para ejercer su labor, para desarrollar y desarrollarse, y no es otra que el dinero; aquella moneda de cambio que sirvió en su día para romper con el feudalismo, pero que hoy en día la radicalización de un sistema capitalista que está siendo llevado hasta sus más extremas consecuencias, produce la consideración de la moneda como divinidad, dando lugar a una sociedad vacía donde la esencia de las cosas, la ética y la razón no tienen cabida -aunque cabe realizar el apunte de que la razón si tiene cabida. Pero, ¿qué razón puede gozar algo si no redunda en un verdadero progreso hacia un estado de bienestar? Porque bien es cierto que si por la ''razón'' hubiere sido, la concepción de superioridad de la raza blanca que hoy claramente es tachada de racismo y que fue propugnada por unos científicos en el siglo XIX; hubiera sido admitida en la sociedad y hubiera creado aun más fronteras entre un ser humano que además de poseer la capacidad de razonar, también es característica suya el ser un ser social.

¿Y qué es la libertad de comercio si no una falsa libertad humana donde el único libre es el dinero?
Vender todo, desde la naturaleza hasta los sentimientos más impagables como el amor, acto tan frecuente en programas de tele-basura.

Vivimos en una sociedad consumista, en la que parece ser el único motor de desarrollo el consumo y demostrándose así lo vacía que esta se encuentra. Una sociedad en la cual no importan la explotación infantil, el medio ambiente y una larga lista de lacras para la humanidad de las cuales la propia sociedad se aísla pensando en el único beneficio personal y dejando de lado la empatía y la ética. ¿Hacia dónde marcha una sociedad sin ética? En mi opinión, a nada bueno...

Somos esclavos de aquello que consumimos a cualquier precio, y que se toman usualmente como bienes primarios y no como los vanales bienes secundarios que en realidad son, cuya vida útil es además cada vez menor y nos obliga a de nuevo consumir y no salir de ese círculo. ¿Dónde irá a parar todo esto? ¿Somos realmente libres?

Como decía Eduardo Galeano:
<<...Estamos en plena cultura del envase. El contrato de matrimonio importa más que al amor, el funeral más que el muerto, la ropa más que el cuerpo y la misa más que Dios.>>

Otras degradaciones en el campo semántico del término libertad son algunas como el de ''libertad de expresión''.

Mariano Rajoy junto a un grupo de dirigentes europeos en una manifestación en París
La hipocresía llena la boca de numerosos mandatarios, que utilizan la libertad de expresión cuando les conviene y necesitan presentar una bella fachada tras la cual se esconde un edificio en ruinas, que recordando lo anteriormente comentado, demuestra lo vacía que se encuentra nuestra sociedad. Casos famosos que demuestran esto se nos presentan frente a nosotros día a día, como el de ese grupo de mandatarios europeos defendiendo la libertad de expresión tras el atentado contra la revista satírica ''Charlie Hebdo'', mientras en sus países aplican leyes que atentan contra la de sus ciudadanos, algunas directas como la conocidas como ''Ley Mordaza'', en cuyo trasfondo se encuentra la reducción del derecho a la manifestación.

Otras indirectas, como aquellas que afectan a los servicios básicos que toda persona por el hecho de existir debería poseer. Y es que es muy cuestionable que se entiende por libertad de una persona, cuando esa persona no goza de una educación que le ayude a pensar libremente, una sanidad apropiada que le proporcione (sin distinción alguna) un estado de salud conveniente para que pueda disfrutar de su vida, o de unos medios de vida accesibles que pueda tener cubiertos y de esta manera poder libremente desarrollarse y disfrutar del mayor tesoro que tiene el ser humano, el de estar vivo.

En cambio se concibe como libertad la posibilidad de ver tertulias televisivas que en la mayor parte de las ocasiones es lo más parecido a un teatro, presentando una variedad de ideas para evitar increpaciones tales como que se frena la libertad de expresión al presentar una única gama de ideas; mientras en otro momento se emiten programas cuyo contenido únicamente puede ser calificado de basura, cuyo propósito es o entretener a la población para que no dedique su tiempo a desarrollarse personalmente, o a adoctrinarla mediante una batería de mentiras que la audiencia no se dedica a comprobar, ya que está demasiado entretenida con el otro tipo de programas. 
Y a esto se le llama hoy día libertad de expresión y de pensamiento.


Las palabras son poderosas, pueden ser dadas la vuelta, cambiadas y utilizadas a la propia voluntad. Por eso la verdadera libertad es el constante cuestionamiento de todo aquello que uno recibe, el antisistemismo a un sistema que ya se encuentra acabado, y a un mundo en el que no existe una república de lo absoluto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario